En marzo de 2022, impartí un taller de una semana sobre lectura por placer en una secundaria privada de San Andrés Cholula. Mi primera impresión fue la falta de una biblioteca en la escuela, así como el hecho de que muy pocos estudiantes tenían el hábito de la lectura, y casi ninguno contaba con el acompañamiento de sus familias en este proceso. Esta situación me recordó la experiencia que había observado en la secundaria CEDAT. Por ello, llevé el acervo del Programa Nacional Salas de Lectura (PNSL) y algunos libros de mi colección personal, y decidí comenzar con la técnica de la lectura en silencio, utilizando textos que fueran de interés para los estudiantes. La semana culminó con una sesión de recomendaciones literarias. Esta experiencia reafirmó la importancia de iniciar con la lectura en silencio y la necesidad de contar con el acompañamiento de personas que comprendan los gustos e intereses lectores de los adolescentes.

De enero a julio, continué mi voluntariado en las secundarias matutina y vespertina del CEDAT, en San Andrés Cholula. Para el segundo semestre, se había acondicionado una pequeña biblioteca en la enfermería del centro educativo. A pesar de su tamaño reducido, la colección era invaluable, ya que incluía acervos de la secundaria matutina y vespertina, el bachillerato matutino y vespertino, así como la colección del Programa Nacional Salas de Lectura (PNSL). Fue sumamente gratificante observar cómo el alumnado había desarrollado un mayor autoconocimiento, lo cual se reflejaba en la elección de sus libros y la naturalidad con la que acudían a la biblioteca. Los estudiantes seleccionaban títulos que despertaban su curiosidad o que les recomendaban sus amigos, y elegían su rincón preferido para leer, todo ello sin presiones y con un genuino interés por la lectura.

De agosto a diciembre de 2018, llevé a cabo un voluntariado en las secundarias matutina y vespertina del CEDAT, ubicado en San Andrés Cholula. La directiva de este nivel educativo mostró un interés particular en fomentar la lectura entre los adolescentes. Dada la apatía inicial de los estudiantes, fue necesario comenzar con lo más básico: aprender a leer en silencio. Aunque esto puede parecer algo obvio, es un paso fundamental que, cuando no se domina, genera muchas dificultades. Para lograr un avance significativo, era crucial que los alumnos descubrieran sus gustos literarios. Por ello, durante el primer semestre, el enfoque se centró en que los estudiantes exploraran gradualmente sus intereses literarios, practicaran la lectura en silencio por placer y eligieran los espacios que les resultaran más cómodos para hacerlo.